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CONFIGURACIÓN
21 marzo 1996
En el frente plumífero y tertuliano antipepe se dice que España se deshace, se descoyunta en cenáculos pactistas, se quiebra como un fino cristal bajo los cascos de la caballería pujolista, ante los cañonazos del peneuve que lanza Anasagasti, desmelenado al viento y más foral que nunca. Y que la cohesión, esa virgen desconocida de estirpe comunitaria, va a quedar hecha unos zorros después que Rato y Molins la violen a base de derechos de pernada y prebendas periféricas. Sin embargo, en el frente idem antipsoe, desde la conversión más paulina que los tiempos hayan visto, todo el territorio escribano y orate se ha vuelto hagiógrafo de Pujol, y se enfadan porque la gente quiera saber qué se pacta, a cuánto el voto, qué predios íntimos son suficientes para que el hombre básico se rile, y convenza al electorado local, de que es rentable apoyar el gobierno de las españas. Unos acusan a los otros de lo que ayer fueron acusados, o lo que es lo mismo, los acusados de ayer son hoy acusadores de los que les acusaron y al contrario, la fórmula es cuestión de gustos gramaticales. Sencillamente, tan aguerridos sonajeros de la actualidad, se han intercambiado las trincheras en la misma guerra. Este tipo de trashumancia es lógico en los políticos. Como dice Ignacio Camacho, el político es un animal sin memoria, y ya estamos acostumbrados a que guarden varias trincheras según la ocasión. Pero es que ahora, quien se pone a la faena es la cohorte de plumas y oráculos, a la sazón más aznaristas que Aznar, o más felipistas que Felipe. Los corífeos tienen estas cosas. Ya se lee a algún columnista que ayer demonizaba a Pujol cómo hoy lo eleva a los altares y ora a La Moreneta para que le inspire los salmos periodísticos. O esos ayer sesudos profetas de la gobernabilidad, que ponían alfombras por donde Pujol descendía, ahora le tachan de glotón competencial, de vicioso del presupuesto, porque dicen que su hambre monetaria no tiene hartura y nos va a dejar harapientos y anémicos. Esto es una guerra en la que los contendientes disparan al hueco que han dejado, conversos de la posición del enemigo. Una extraña situación, ciertamente. Menos mal que este periódico siempre se mantuvo ajeno a las trincheras, protegidos por el liberalismo columnístico, que es no ser antialgo, y ahora, con reconocer vaticinios erróneos, es más que suficiente. Leer a gente como Pablo Sebastián pasando la columna por el lomo de Pujol, es que le deja a uno estupefacto, por no decir patidifuso.
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Colaborador Mediaset: proyectos España mira a La Meca, Quijotes del siglo XXI y tertuliano en Cuatro al día y La Mirada Crítica de Telecinco
Colaborador en Telemadrid: tertuliano en 120 minutos
Columnista del diario Marca
Columnista grupo de diarios Promecal (Castilla-La Mancha, Castilla y León y La Rioja)
Colaborador en TVE1: tertuliano en Mañaneros 360
Director de Fenavin, Fería Nacional del Vino.