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1 octubre 2023
El hecho de que llamemos con otro nombre más suave a la mentira indica que se ha propagado tanto que ha de disfrazarse. Como dice el expresidente de la RAE, Darío Villanueva, este nuevo concepto ha llegado con tanta fuerza a nuestra vida que el más prestigioso diccionario inglés (el de Oxford) lo premió con el título de palabra del año. En nuestro diccionario la posverdad se incorporó a finales de 2017, expresando que se refiere a una distorsión deliberada de una realidad, que manipula creencias y emociones con el fin de influir en la opinión pública y en actitudes sociales.
En español, la palabra engañar lo dice todo. Sea en internet, la tele, la radio o un periódico, o cara a cara, el engaño es el engaño, y se nutre, para conseguir sus fines, sobre todo de la mentira. Pero el hecho de que digamos que estamos en la era de la posverdad y no en la era del engaño, o de la mentira, indica que un nuevo hecho político y social ha llegado, y ha tenido la suficiente aceptación como para que llamarlo mentira se quede corto.
También lo llamamos populismo, descafeinándolo de su esencia sediciosa contra la verdad. Posverdad, fake news, populismo, al cabo la victoria de una ficción sobre la realidad que traspasa la razón sin tocarla para alojarse en un sentimiento, una creencia, una emoción. Como dice Villanueva (Posverdad: bulos y patrañas, revista Telos de la Fundación Telefónica), el origen del neologismo se atribuye a Steve Tesich, en un artículo sobre el Watergate. Expresa que el pueblo estadounidense acabaría pidiendo al gobierno que lo protegiese de las malas noticias. La guerra de Irak, el Brexit, el auge de la extrema derecha en Europa, la presidencia de Trump o los independentistas catalanes, manejando estrategias altamente emocionales llenas de mentiras victoriosas, han conseguido que muchos autores digan que vivimos en la era de la posverdad.
¡Tantas veces vemos una mentira convertida en un gran edificio y no podemos hacer nada! La vemos crecer, triunfar, observamos el aplauso de las masas, incluso lo aceptamos como algo propio de este tiempo en que solo interesan los titulares y han desaparecido las oraciones subordinadas.
Que la vida que es compleja es algo que uno, con el tiempo, termina aceptando. Los grises, las paradojas, las contradicciones forman parte de la vida y al cabo es algo con lo que tiene para entretenerse la inteligencia. Pero la tropa de banalidades, mentiras y engaños que nos invaden, y triunfan hasta el punto de inventar un término, posverdad, que es de un cinismo arrollador, hace que uno mire a la cultura, la vieja cultura, la cultura de siempre, y la añore con ardor. Y recuerde aquello que decía Antonio Machado: Tu verdad no, la Verdad; y ven conmigo a buscarla. La tuya, guárdatela.
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Escritor y periodista
Colaborador Mediaset: proyectos España mira a La Meca, Quijotes del siglo XXI y tertuliano en Cuatro al día y La Mirada Crítica de Telecinco
Colaborador en Telemadrid: tertuliano en 120 minutos
Columnista del diario Marca
Columnista grupo de diarios Promecal (Castilla-La Mancha, Castilla y León y La Rioja)
Colaborador en TVE1: tertuliano en Mañaneros 360
Director de Fenavin, Fería Nacional del Vino.