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7 marzo 2015
Ser del Athletic es lo más parecido que hay a ser del equipo del barrio. Como sentirse en el territorio de las esencias, y vibrar por aquello que despertó en nuestro corazón el primer sentimiento. Es amar el fútbol de calle, ese primero por el que aprendimos a saber vibrar con un regate, a levantarnos del asiento al ver el poderío de un jugador que podrá ser derrotado, pero que jamás perderá esa elegancia que se mueve digna por el campo. Recuerdo que en mi pueblo jugábamos con lluvia y barro. Y cuando los chavales nos repartíamos el color de las camisetas, casi todos queríamos ser del Bilbao. Vivía en un pueblo industrial, cuyo equipo, el Calvo Sotelo, rondó varias veces la primera división. Y si no subió fue porque la fábrica (hoy la refinería Repsol), que era quien pagaba, dicen que entendió que la inversión sería demasiado elevada.
Rastreo dentro de mi cabeza y recuerdo nombres. Fábregas, Biosca, Basurto, Zabala, Arrizabalaga… Eran vascos que venían del norte con la ferralla y traían el fútbol en los ojos y en el alma. Cuando las condiciones climatológicas eran adversas emergían del barro como titanes. Y aunque la Real era el equipo que más nos visitaba, cada vez que veo al Bilbao jugar, se me revuelve el fútbol que llevo en la memoria. Ese es el único que en el fondo me eriza los pelos de la piel. Porque como decía el poeta, la verdadera patria del hombre es su infancia.
Por eso ahora, cuando el gran Madrid de los dólares de Forentino, visita la Catedral, no puedo dejar de sentir una profunda solidaridad con los rojiblancos. Tienen a raudales ese sentimiento de calle que a veces el Madrid desprecia con su soberbia. Y entonces levanto mi copa en el bar, por ese amor vasco al fútbol que nada puede pervertir. Ni el dinero, ni la fama, ni la vanidad. Ni otra globalización que ese romanticismo de lo auténtico que alimenta la piel más difícil de alimentar: la piel del alma.
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Colaborador Mediaset: proyectos España mira a La Meca, Quijotes del siglo XXI y tertuliano en Cuatro al día y La Mirada Crítica de Telecinco
Colaborador en Telemadrid: tertuliano en 120 minutos
Columnista del diario Marca
Columnista grupo de diarios Promecal (Castilla-La Mancha, Castilla y León y La Rioja)
Colaborador en TVE1: tertuliano en Mañaneros 360
Director de Fenavin, Fería Nacional del Vino.