12/04/2013

EL DRAMA DEL FÚTBOL

El martes zapeaba. Saltaba del Madrid al Málaga como un abejorro nervioso. Según Drogba, Sneider, Gotze o Lewandowsky ponían en confusión a los nuestros, así movilizaba mi dedo. Ahora la toca Cristiano. Sale Willy. Cisco triangula. Modric se escapa de cinco. Ver dos partidos a la vez es como ver uno enmarañado. Pero este es el precio de nuestro predominio europeo.

Y hacia el final tenía claro que el Málaga pasaba y que el Madrid sentía en su cuello la soga de la eliminatoria. El mundo al revés me dije. Pues lo del Málaga era una proeza inmensa, ya que la sentencia de Lineker, debido a La Roja, ahora se enuncia diciendo que el fútbol es un deporte en el que juegan once contra once y ganan los alemanes, cuando juegan en casa. Y el Málaga parecía verdugo de esa sentencia.

Como el Galatasaray, que abrió la puerta de un drama madridista y lo miró a los ojos. Si aquel posible remate de Drogba, que evitó Varane, se convierte en el cuarto, cincuenta mil almas habrían conseguido el entusiasmo invencible de los griegos. Enfrente un Madrid lleno de angustia y desorientación habría capitulado. Sin embargo aquel cuarto gol no llegó. Y el equipo griego fue perdiendo perspectiva de esperanza. El problema parecía arreglado. ¡Tres equipos españoles entre los cuatro mejores de Europa!

Así que, bajo el imperio de mi dedo, volví a Dormunt. Esperaba encontrar a los jugadores del Málaga abrazados a Pellegrini. Pero solo vi su desolación. Los alemanes estaban subidos a las vayas celebrando el pase. Dos goles amargos en algo más de un minuto. El tercero cruel. Por ilegal, terrible, inesperado. Creo que fue error del árbitro, al igual que el segundo lo fue del equipo, en el 91, cuando dicen los entrenadores que los partidos deben estar muertos. Así es el fútbol. Aunque parezca revestido de una lógica matemática, siempre tiene un camino para lo increíble.

Impreso desde www.manueljulia.com el día 01/04/2023 a las 15:04h.