15/12/2012
Al Barça se le tiene un respeto desmedido. Con su juego dulce ha conseguido el plus de la victoria total. Goles, táctica, estética, pureza, lo que el en fondo del corazón todo aficionado, que no anula su percepción por los colores, quiere ver en el campo. Desde hace unos años el Barça ha establecido una dictadura sutil. Envuelve sin oposición, y hay partidos en los que los jugadores del otro equipo salen pensando que serán espectadores y no actores principales.
Pero esa entrega nunca sucede con el Atlético. Pues el Atlético, en su interior, se siente un equipo grande. Y en consecuencia, ha de tener el respeto justo a cualquier otro equipo. Además casi ha igualado al Barcá en algo que todo gran equipo necesita: un líder indiscutible, una referencia del éxito que todos aceptan y nadie discute.
En el Barcá ese icono es Messi. En el Atlético un jugador que poco a poco ha ido diciendo que quiere estar en la minúscula nómina de los jugadores casi divinos. Divino no hay nadie. Esa es palabra mayor. Pero héroes que devuelven la luz cuando todo es oscuro, que enseñan como vencer, y no parecen humanos, claro que los hay. Falcao es uno de ellos. Ronaldo en el Madrid, Messi en el Barça y Falcao en el Atletico. Pero como no está Cristiano, hay que decir que nace un nuevo duelo en el fútbol, otra batalla en lo más alto y con las mejores armas. Nace el duelo entre Messi y Falcao.
En los últimos partidos Falcao nos ha animado el patio. Ya podemos decir que él juega también en esa liga individual que Messi domina como el jefe de la manada. Pero el colchonero golpea fuerte en la puerta de la máxima gloria. Messi la retiene. Cristiano empuja. Veremos si el profundo talento de Falcao conseguirá derribarla. Un Barca-Atlético es un partido grande. Y en él irrumpe Falcao con el hambre del quien pretende destronar a los mejores.
Impreso desde www.manueljulia.com el día 01/04/2023 a las 16:04h.