22/03/2008

JESUCRISTO

Si tuvieran que desaparecer todos los libros escritos y sólo pudieran quedar intactas unas cuantas páginas para siempre, yo elegiría el Sermón de la Montaña de Jesús. Si tuvieran que perderse todos los dioses, Alá, Yavhé, Thor, Brahma, Zeus, Tagotis, Osiris, Anauac..., que son un mismo Dios, y sólo de alguno de ellos pudiera quedar una frase yo elegiría aquella en la que dice Jesús que bienaventurados los que sufren porque serán consolados. Ahí está toda la profunda trascendencia de lo divino que nos habita, las palabras mágicas que emergen de la historia para entender porqué en las cavernas de los seres prehistóricos, en las pirámides y en los templos de todas las civilizaciones late una misma sed de esperanza que amordazará para siempre esa parte de la vida que se aloja en el sufrimiento. Los antiguos aprendieron a tener esperanza mirando a los cielos y sintiendo que en algún lugar más lejanos que las nubes podrían descansar de los sufrimientos de la vida algún día que no se hallaba en los almanaques. En todas las religiones existe el consuelo y la esperanza, algo que está en nuestros genes, porque si no la especie no habría sobrevivido. Pero ese consuelo y esa esperanza se manifiestan en el mensaje del Cristo con una fuerza inigualable. Hablo de Cristo evangélico, de esas palabras que pueden llegar a los corazones sin ningún tipo de intermediarios. Escuchar a quien dice venir del origen inmaterial de la existencia que el dolor algún día será arrasado, que la ausencia se llenará y que es posible vencer a la muerte con la sola fuerza de la esperanza es algo que llena el espíritu de los antiguos y también de los modernos. Y al tercer día resucitó. Quiso decir que la muerte podría ser vencida. Que en ella habita otro nacimiento cerca de los anhelos más maravillosos. Lo que más me llena del mensaje del Cristo es la ternura que derrocha con los cuerpos que sufren, ternura que no muere en sí misma, sino que es un umbral hacia a algún lugar incognoscible en donde espera la sonrisa bondadosa de un padre misterioso.

Impreso desde www.manueljulia.com el día 01/04/2023 a las 15:04h.