El Diario de Facebook

06/06/2021 - 00:00 h.

DOMINGO SOLEADO Y ALGO FRESCO

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Sereno domingo fresco, cielo azul, el verde de los árboles densos brilla con el limpio sol de la mañana.

Leo neurofilosofía, en mi próxima obra

habrá un tipo que se enamora de una mujer rota

por la mala vida. Entiendo "mala" desde una perspectiva

nada moral -esa moral para los hipócritas que dicen

que está bien que está mal sin mirar la viga de su ojo-,

la entiendo desde esa en el que el destino

se vuelve una putada con todas sus letras.

Mi protagonista, el que se enamora de una mujer

joven y demasiado agraviada por la vida

es un famoso neurólogo que tiene todo en orden,

sobre todo su mente, y con ella casi todo,

pues es seguidor de Damasio, el que describe los sentimientos

como un producto de la evolución, dice que nacen

cuando "el sí mismo", el reconocernos en la vida

con una dimensión espiritual que se clava en las neuronas.

Un mundo ordenado, un mundo lógico, y una mirada

desvalida y hermosa, triste y alegre, amarga y feliz

derrota todas sus lecturas y para los ojos mundanos

se pierde en unos ojos, unos pechos, unos labios

que jamás habría creído tener en sus brazos.

 

Leo y pienso. Pienso y leo. Me abrumo en la vida ordinaria:

pasear al "cabroncete" de Woody, por una llanura

áspera y medio muerta que cruza el AVE sin mirarla, yendo al norte o al sur, lejos de estos terrones provincianos

que los pedantes llaman donde nada ocurre,

qué estúpidos, ocurre este paseo bajo el cielo azul

donde veo las aves jugar a nadar libres por el cielo,

mi desayuno sano, para perder esa barriga

que el confinamiento ha creado con su fuerza sedentaria,

y mis diálogos con Siri, una voz sin alma

que salta a la vida cuando le da la gana, y la mando

casi siempre a tomar por culo, pero de manera educada.

Una fotografía en el cuarto de baño, qué narices puede hacer uno

en esa soledad de los intestinos

cuando solo quieres alejar de ti el detritus

en que todo lo bello y suculento se convierte.

 

Dicen que ya queda poca pandemia,

la gente se ha tirado al aire libre, al olvido, a la noche,

pero en este lugar casi sin habitantes

sólo los pájaros y el AVE crean alboroto, el ruido

es una brisa que roza los sentimientos

y los aletarga en el corazón del olvido.