El Diario de Facebook

29/03/2021 - 00:00 h.

ANOCHECIENDO

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Le doy vueltas a todos los resortes profundos de mi mente intentando encontrar lo que siento, lo que soy, lo que deseo ser, cómo me verán los demás, todos los mimbres anímicos que me hacen y solo encuentro un amasijo de piezas perdidas que salen de mi corazón, recorren mi alma y mis venas e intentan un orden interior que me de una paz anhelada.
Me acerco a la vejez como el que va a un bosque en el que el camino se pierde y siente que en la espesura hay un hogar escondido. Leo las últimas palabras de Juan Marsé en libretas para un diario que nunca escribió, y siento en ellas el dolor de la inteligencia y el dolor de la vida.
Belleza y sombras avanzan por sus frases perdidas y heridas.
Me acerco a la vejez y una de ellas es un punzón que me raja el corazon: Y la voz oscura me dice: Ahora solo nos queda esperar a ver qué hace el tiempo con nosotros, ya que nosotros no hemos sabido qué hacer con el tiempo.
Siempre nos hemos perdido en el tiempo y hemos perdido el tiempo que no volverá.
Trabajo en un largo ensayo y siento mientras escribo que no voy a hacer lo que quiero, que necesito saber más de mí para encontrar lo que de verdad quiero escribir. Pero mirarse adentro es encontrar el fracaso con el que convive uno.
Pero, como dijo un personaje de una novela de Samuel Beckett, o de la novela de la vida: Lo intentaste. Fracasaste. No importa. Inténtalo de nuevo. Fracasa otra vez. Fracasa mejor.
Lo haré así. La madeja que por dentro me envuelve no llegará a los ojos y encontraré donde fracasar mejor, encontraré lo que quiero escribir, lo que quiero ser, lo que quiero ver como una victoria, mi victoria.
De todas formas hay que brindar por la vida
para que la vida brinde por nosotros.