21/01/2021 - 00:00 h.
XIV
Acaríciame con tus dedos finísimos,
son hilos que se hubieran
engendrado en las nubes,
cierro los ojos como un animal famélico y perdido
y deseo que tu gracia sexual me lleve al paraíso
con un ritual de frescor y verano
lleno de caricias que me levanten de la tierra,
voy a tumbarme en la noche más oscura
hasta que se seque el vacío
que conduce mis sueños
por las calles donde no he conseguido encontrarte,
ámame en todas las habitaciones que tengo,
en los rincones y en los atrios helados
que ya no reciben el sol como un beso,
acaricia mi dolor en la más honda soledad del invierno
y en la cama más oscura de la tristeza,
nadie podrá decir que la luz está sucia
a esta hora de la noche.
(El sueño del amor)
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