El Diario de Facebook

17/03/2020 - 00:00 h.

MARTES DE PANDEMIA

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Tercer día de reclusión

Al amanecer no solo ha llegado la luz,

también ha llegado un silencio extraño,

como si los pájaros hubiesen emigrado

huyendo del virus

y dejarán todo vacío, para que solo se oyera

el ruido del viento entre las antenas y las ramas de los árboles.

Mientras veía al fondo, por el ventanal de mi buhardilla,

los pocos AVES que viajan al sur, cruzando como balas por cañadas y umbrías de Alcudia,

y los tejados tristes en la mañana,

recordé las palabras que me dijo en mi pueblo

un viejo republicano que había sido maestro,

y entonces limpiaba con una escoba hecha con ramas

las aceras llenas de hollín y sombras.

Me dijo que lo peor de aquella guerra

que pasó en el país hace ochenta años

no fueron solo las muertes y el hambre,

la soledad y la devastación, lo peor fue también

como la guerra paró las vidas,

y se fueron a la basura proyectos, amistades, amores, sueños, deseos, todo lo tiró la guerra

a un enorme cubo de basura que hay en las sombras.

Le contesté que no había sido lo mismo

para los perdedores que los vencedores,

unos perdieron sus sueños y deseos para siempre,

y los otros solo los transformaron

algunos incluso para mejor.

Eso tienen las guerras, pienso mirando el vacío

como un líquido de cristal sobre las calles,

que lo cambian todo y todo lo envuelven.

Ahora estamos en una guerra.

El enemigo es un virus que no tiene piedad,

ataca a los débiles y por todas partes golpea,

es poderoso porque es invisible.

Pero a la vez es débil porque cuanto más se le conoce

más débil se vuelve y mejor sabemos

cómo luchar contra él.

Ahora estamos en plena batalla,

y desfallecer es nuestra debilidad.

Si hacemos lo que ya sabemos venceremos

y todas las vidas rotas, paradas, todos

los sueños y los deseos perdidos volverán

con más fuerza y decisión, porque habremos

aprendido en la guerra

todo el valor que tiene lo que teníamos,

soñábamos, deseábamos conseguir.

Ganaremos seguro, y resurgirá todo y seremos más fuertes.

Tendremos el botín de los vencedores.

En este caso el regreso de nuestra vida

con más hambre y más fuerza y más ganas de vivir.