El Diario de Facebook

27/03/2020 - 00:00 h.

VIERNES DE PANDEMIA

Imprimir artículo

14 días de encierro

La voz más fuerte es la que no se oye.

La que dentro nos dice aquello que sólo nosotros podremos entender.

La voz más fuerte es la que suena en el silencio

emergiendo de la profunda oscuridad

que tenemos ahí, donde solo somos nosotros

frente a un mundo exterior que a veces

es un maravilloso sueño

y otras una terrible pesadilla.

Ahora es una pesadilla.

Parece que un filme apocalíptico, distrópico,

se ha vuelto realidad,

y mientras miramos las calles vacías, el cielo blanco, los árboles tristes

deseando encontrar los gritos de los niños

jugando felices en el parque,

creemos que despertaremos y entonces todo

volverá a ser como antes,

el tumulto de las calles comerciales

y el ruido insistente de los veladores,

el hambre de los semáforos

por ordenar el trasiego en la bruma del día.

Pero abrimos los ojos y vemos el viento solitario

de la mañana plácida en la avenida,

los días y días de políticos llamando a la paciencia,

los anuncios oficiales de Simón

con su presencia de padre comprensivo

que sabe que mañana vendrá

un bello domingo.

Vemos las cuatro paredes en que se ha vuelto el mundo,

los aspavientos de Ferreras, inmisericordes,

el figureo de los tertulianos que saben de todo

y el ceño fruncido de los expertos.

Vemos voces que llaman a la paciencia

y a la esperanza,

videos anónimos que nos hacen reír,

y como se agradecen,

y a Nadal y Pau Gasol arrimando el hombro

con el poder de su fama.

Pero lo que sobre todo vemos es a la gente de sanidad, repartidores, voluntarios, las fuerzas del orden..., los que trabajan porque amanezca el día,

dejando su vida y su muerte por nosotros.

Esas son las dos voces más fuertes y hermosas que tenemos en esta batalla por la vida

contra ese enemigo minúsculo y cruel.

La voz nuestra de adentro, la más fiel,

sincera y hermosa que suena

en nuestro corazón,

y la voz de afuera, la voz

de los que cuidan porque el camino sea

más llevadero: médicos, enfermeros, repartidores,

policías, militares...., todos los que están

en primera línea de fuego, a todos

un inmenso GRACIAS lleno de esa esperanza

que ellos alimentan. Un inmenso Gracias

que no se acabará nunca,

Y LO DEMÁS ES SILENCIO