LA OBSESIÓN MADRID

12/09/2015

Compartir

El Real Madrid es el único equipo del mundo que además de tener una legión de peñas, tiene también una legión de antipeñas. Estas son agrupaciones que se crean no con el objetivo de animar a un equipo, sino con la intención de rebosar felicidad cuando pierda el Madrid, y restregarle por la cara los éxitos ajenos. Para estos antipeñistas la verdadera satisfacción no es ganar, sino que el Madrid pierda. España está llena de antipeñas madridistas, como por otra parte es lógico, pues el Madrid lleva mucho tiempo ganando mucho. Pero esta agrupación, como toda organización, necesita un presidente. Y yo creo que si alguien ha hecho méritos para ese cargo es Josep Piqué, quien vive feliz con su obsesión de que el día sea bueno o malo según le vaya al Madrid.

Cualquier psicólogo trataría eso al objeto de que no se convierta en un Trastorno Obsesivo Compulsivo. Pero creo que al ser Piqué culé la ciencia médica lo considera más una realización personal que una patología. Y por supuesto que hay obsesiones peores, como esas de ordenar, limpiar o acumular, pero cuidado, que la obsesión madridista también tiene sus riesgos. Si al Madrid le da por ganar más que el Barça, cosa probable, sus antipeñistas pueden caer en situaciones de ansiedad, miedo y angustia.

En el caso de Piqué, de tanto como ama su odio, es probable que incluso se le caiga el pelo. O sea que le venga un efluvio anágeno y tenga que ir al entrenamiento durante unos meses con gorrito y minoxidil en el bolsillo. También puede tener insomnio y que en el club sospechen, por las ojeras, que se dedica a cerrar discotecas y montar líos con los municipales. En fin, seguro que en el próximo congreso nacional de peñas antimadrdistas invitan a Piqué a dar el discurso de inauguración. Y se llevan una cabra y montan un aquelarre. Mientras tanto Piqué canta eso tan ingenioso (Luis Enrique dixit) de Kevin Roldán, y todos tan felices.