Calidad de vida

18/12/2001

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Los bancos son muy aficionados a encerrar la vida en multitud de variables. Lo que ellos llaman capacidad de compra, que es un saco en el que vamos todos envueltos, es su índice predilecto. Sin embargo, para que todo no sea economicismo, también utilizan variables para detectar la calidad de vida. En este supuesto analizan un cóctel de índices –vehiculos, educación, entorno natural, clima, defunciones, etc..- y después sacan una media ponderada que nos pone en un ranking de provincias.

Y aquí, normalmente, las provincias norteñas van en primer lugar, y las del sur en el último. Así ha pasado en el último anuario de la Caixa, que tres provincias de esta región están entre las diez últimas. Se deduce por tanto que, estadísticamente, se vive mejor en Euskadi que en Castilla La-Mancha. Lo que pasa es que la calidad de vida es, al fin y al cabo, la felicidad de las personas. Y esto, por mucho que se empeñen los bancos, es muy difícil de saber. Podrán hablar de nivel de equipamientos, o de nivel de servicios, pero no del nivel de felicidad. Esto es tan subjetivo, que huelgan los análisis.

En todo caso no creo que cuenten en sus estadisticas que para mucha gente la felicidad consiste, precisamente, en sentir que los bancos no existen en su vida. Como acreedores, claro.