12/12/2021
Lo viví y quiso el destino que fuese una sombra que pasa. Todo lo oscureció, pero un día abrí los ojos y el sol iluminó los árboles y los tejados rojos que veía desde mi ventana. Ahora lo recuerdo y veo la escuálida y fría habitación de una clínica médica donde recibo el informe de una prueba rutinaria, una endoscopia. Muchas veces ha habido un informe rutinario y la sonrisa de un médico al entregártelo. Sin embargo aquel día observé algo extraño en el rostro de la enfermera. Me miraba con pena. El médico estaba nervioso y antes de explicarme nada me dijo que no me preocupara. Ese deseo había sido siempre el prólogo a la noticia de algo malo. Muy serio me entregó el informe y me dijo que había un enorme tumor en el esófago y que lo iban a operar de urgencia. Me citó al día siguiente en el hospital para buscar fecha. La vida me iba en que el cáncer no se hubiese extendido por los alrededores.
Al llegar a casa me sentí deportado de repente del país de los sanos al otro lado de la dura frontera que rodea la tierra de la enfermedad. Lo primero que hice fue rastrear por internet, poniendo palabras como "displasia aguda y severa", "cáncer", "esófago" "tiempo de vida", etc… Fue un enorme error. Aconsejo que huya de esta avidez de sabiduría quien se enfrente a lo desconocido, porque lo que realmente conseguirá será sumirse en tan apremiante confusión que caerá en manos de la angustia y la desesperanza. Hasta que supiera si el daño de ese tumor era irreversible, tenía que vivir mirando de frente a la muerte.
Los libros son mis mejores amigos, en ellos he encontrado siempre el diálogo interior y la sabiduría, así que me hice un plan de lectura. Seleccioné textos de unos pocos autores: Sócrates, San Juan de la Cruz, Cervantes, Shakespeare, Wallace Steven, Dionisio Cañas, Juan Luis Panero, Ingeborg Bachmann, José Hierro, Henrik Nordbrank, Jesús Munárriz, Enmanuel Swedeborg y Christopher Hitchens. Seleccioné fragmentos o libros enteros. Me hice una antología contra la muerte. Encontré un mar por el que navegar para llegar al puerto oscuro del otro lado, no sabía si misericordioso o vacío.
Tiempo después, vencido el tumor por las feroces células de mi cuerpo, reconocí cuánto me ayudaron los libros, sobre todo "Mortalidad" de Hitchens. Lo escribió al conocer que tenía un cáncer de esófago irreversible. Denominó a ese tiempo "vivir muriéndome" y trabajó cada día. Cita a Saul Bellow: La muerte es la oscura parte trasera de un espejo que permite que lo miremos con claridad, o a Blaise Pascal, uno de los defensores más cerebrales del cristianismo: Pon tu fe en el Todopoderoso y quizá lo ganes todo. Rechaza la oferta y lo pierdes todo si la moneda cae en sentido contrario.
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