EL CORAZÓN EN LOS LABIOS

02/12/2021

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LAS CUATRO ESQUINAS

ORO, ESPAÑOL, ORGULLO, COURTOIS

EL CORAZÓN EN LOS LABIOS

Envueltas en una niebla de oro, que encerraba la luz de la gloria, las palabras de Alexia Putellas rompieron el frío de la ceremonia por el Balón de Oro. En el silencio vibró un aire de esencia de fútbol, de familia, barro e invierno, de corazón entregado desde la infancia y amor a ese balón que desprende sueños, alegrías y tristezas. Alexia llenó el aire de esa emoción que nos penetra a todos, y nos desnuda el alma, la que despierta la nostalgia por el padre amado llevando a la niña de la mano por el camino de su futuro. "Va por ti papá", dijo mirando al cielo mientras entre el público se vieron muchos ojos vidriosos. Va por este juego puro, lleno de emoción y principio, que representa el fútbol femenino.

LA "GRANDEUR" FRANCESA

La noche olía a Francia. El destello de la Torre Eiffel caía sobre las mejillas de las mujeres, resaltaba el brillo de los cabellos de los jugadores. Era la noche de Francia. Se percibía la grandeur, ese ansia francesa de ser la luz del tiempo y el mundo. También en los rostros de Leonardo y Nasser, aunque no son franceses, se observaba el ansia de que el PSG sea una bandera francesa para el mundo a través de la sonrisa de Messi o Mbappé. Pero en esa grandeur se coló el idioma español. Pedro, Putellas o Messi avasallaron los oídos con acentos cercanos. Se hicieron con el predominio del entendimiento. Fue la noche de nuestro idioma, y la grandeur, callada, se emocionó con la inteligente sencillez de Pedri.

TRISTE ALEGRÍA DEL BARÇA

Pero sobre todo fue la noche del Barça y nadie lo dijo. Se vio a Laporta con los ojos húmedos y la sonrisa de oreja a oreja. Parecía un padre feliz. No sé si alguien le preguntó por cómo se sentía al ver a su equipo latir en cada premio, qué sentía al asistir a una obra magna que arrolla en el reconocimiento del mundo. Pedri y Putellas citaron al club. Messi, quizá con algo de rencor, citó a sus compañeros olvidándose de pasillos, entrenadores, campos, vestuarios que forjaron en muchos años su fuerza conquistadora del mundo. Fue la noche del Barça y todos lo vimos pero pasó desapercibido para esos presentadores que parecían de marfil. Allí latía el orgullo culé detrás de cada palabra y cada foco, pero nadie lo dijo.

EL GOL ESQUIVO

El largo Courtois salvó la victoria. El Athletic debió pensar al irse del campo que no cae bien al duende que reparte los goles. El Madrid comenzó dominador, pero insulso en ataque frente a una defensa ordenada. El partido transitaba sin aspavimientos, devorando el tiempo soso, nadie mordía a nadie, hasta que una chispa de talento blanco deshizo la igualdad. En la primera parte el equipo vasco no marcó, pero dejó dentelladas en el viento. En la segunda fue obvio que si alguien faltaba en el Balón de Oro era Courtois. La sintonía pesarosa se convirtió en un baile de peligros para el Madrid. No marcó el Athletic porque Dios no quiso. Perdón, Courtois, que también está en todas partes, pero en la portería.

Twitter: @ManuelMjulia

Documentos adjuntos:

Marca. Las cuatro esquinas. El corazón en los labios