06/06/2021
Detrás de la última mirada de un día cualquiera está el futuro. Cierras los ojos y antes de la llegada del sueño estás en el umbral oscuro en el que los anhelos vibran, las esperanzas emergen en el río de la noche, los deseos pululan por la mente buscando recovecos donde esconderse de la realidad, para evitar su muerte. Ya son sombra del pasado ardiendo perdida y dislocada por los sueños, que son el umbral del futuro, un futuro asomándose a tus ojos cuando la primera luz de la vida te recuerda que todo lo que soñaste fue la caricia de una sombra desconocida.
Te levantas, te preparas para el día, otro día más, y lo que tienes ante ti es el futuro. Lo forman los deseos, los anhelos, las esperanzas…que al acostarte se quedaron en tus párpados hirviendo. El futuro abre sus manos, pero no sabes bien qué tiene en ellas para ti. A veces te ha mirado como un padre complaciente y te ha ofrecido gran parte de lo que deseabas, y otras como un enemigo eficaz robándote el ansia de ser, el amor hacia el camino, la felicidad de la disputa ganada.
El futuro, como todo, tiene sus dioses perversos y sus espíritus generosos. Contra ellos estrellas tu esfuerzo, contra ellos lanzas tu utopía o tus desánimos, y muchas veces, cuando crees hacer lo suficiente pierdes la batalla, y otras cuando te sientes perdido una mano sale de la nada y te rescata como a un ahogado. Mientras tanto ves demasiada gente a la que el futuro ha dejado tirada en el asfalto o la arena, y te tientas la ropa para reconocer lo afortunado que eres, pero otras te sientes lo contrario, percibes que cuanto te negó a ti a otros regala sin aprecio, y entonces, cuando nadie te ve, clamas justicia contra nadie sabiendo que nadie te escucha.
Marcel Proust llamaba al futuro los vacíos marcos del día siguiente, y decía que hasta el más desgraciado soldado está convencido de que tiene por delante un espacio de tiempo infinitamente prorrogable antes de que le maten, y por ello crees que te quedará tiempo, aunque las arrugas te delaten, para conseguir lo que siempre has buscado. Lo que desde niño era tu poco definido mayor anhelo. Lo que siempre estuvo contigo diciendo búscame. Lo que nunca te dejó mientras cambiabas y eras una sucesión de rostros y de seres distintos enlazados por una cadena invisible. Conseguir, o solo tener, algo que sientes justifica tu paso por la vida. El futuro es un hambre que nunca se calma. Ni el más rico ni el más pobre saben adonde se acaba ni qué será de ellos. El futuro es una frontera azul entre la infinitud y el tiempo.
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