14/02/2021
El domingo transita por el día del amor, San Valentín, y si algo me alegra es lo luminosa que está la mañana, cómo brillan los abetos limpios y apenas se mueven, porque la paz que irradia el cielo y la lejanía lo envuelve todo. Es el día del amor y pienso en que no se puede envejecer sin un poco de amor y un poco de gloria, como escribió Goethe. El gran escritor, ya viejo, pide solo un poco de amor. Cuánta gente ya huye del grandioso amor del principio y pide solo un poco de amor, un poco real, concreto, evidente. La palabra amor, como la palabra libertad, es una de las más devastadas. Tanto desde su perspectiva sexual, o sensual, como solidaria, ha sido muchas veces trajinada para conseguir que incluso signifique lo contrario de lo que es.
Por ello, cuando Goethe dice un poco de amor, lo eleva al pequeño gesto, a la sonrisa sin razón, a la entrega medida, a la mínima exigencia, quizá a esa que solo dice procuraré que seas feliz, porque tu felicidad es la mía. La pasión, que enfría el tiempo, se hunde pronto en la brasa del olvido. La agudeza de Wilde muestra todo su poder cuando dice que la diferencia entre un capricho y una pasión eterna es que el capricho dura un poco más.
Por eso, con solo un poco de amor, una mano tendida, un no te preocupes, un estoy aquí, el sentimiento se llena ya dé o reciba. Percibe que la vida tiene más sentido, y es plácida, huye del ahogo, se vuelve más dulce, porque como dice Stevenson todos somos una mezcla de bien y de mal (algunos mucho más mal que bien) y Edward Hide siempre está cerca, dentro o fuera, pero cuando tiene enfrente un poco de amor se vuelve a la caverna del instinto.
He escrito muchos poemas de amor sensual y siempre han sido a una mujer imaginaria. Porque al no ser real jamás morirá ese sentimiento dentro de mí, se mantendrá como un estado del alma. Pero en la vida, como Goethe, me conformo con un poco de amor. Solo pido un poco de amor. Amor en la calma y en el silencio de lo que ya se sabe, se conoce, solo significa estar.
Ese amor sin calma, en el que se logra tan solo un punto de partida para desear más, ese que sube y baja como en una montaña rusa, lo dejo para el furor de mis dedos escribiendo, para el otro corazón que vive en el mundo imaginario del escritor. En este día me conformo con un hola, una mirada, un silencio que es más certeza que duda. Después de haber escrito sobre la pasión del joven Wherter, desaforada, abrasiva, absorbente, Goethe dice que se conforma con un poco de amor. Sí, creo que es suficiente para resistir la dentellada del tiempo.
(Dibujo de Jesús Munárriz)
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