16/03/2019
Si la Tierra tuviese ojos lloraría cada vez que una especie muere, lanzaría lágrimas de fuego por sus volcanes para decirnos que está enfadada. Lloraría cada vez que un río, un lago, una extensión que ayer fue frondosa y húmeda, se hunde en la polvareda de la sequedad, se llena de la ausencia dejando colinas peladas, terrones de soledad, el silbo del viento acurrucando a cuatro pájaros perdidos que huyen con la garganta resquebrajada. Si tuviese ojos la Tierra, carbunclos del negro abismo que suben al viento, lloraría cada vez que el mar se enreda en un pegajoso tumulto de plásticos y desperdicios, cada vez que el mar se ahoga con el brillo de las bolsas inútiles y la grasa de las cremas y los residuos químicos, y la avalancha de redes que esquilman la pesca, y la sombra del hielo de los casquetes devorados por el calor, modificado el equilibrio de siglos y siglos de orden natural por manos humanas que llenan el mar de redes y sangre.
Lloraría la Tierra como una parturienta herida por las montañas mal reforestadas que destrozan su alfombra vegetal, por la muerte absurda de árboles que ya jamás podrán lanzar su aliento de oxígeno al vacío. Si tuviese ojos la tierra, y labios para clamar con nuestro lenguaje, no con el suyo levantando los océanos o despertando terremotos y volcanes, nos diría que sufre y se llena de rabia porque no se reducen los gases contaminantes, porque los gobiernos no toman en serio lo que miles y miles de científicos dicen, en el sentido de que ya estamos en la frontera del no regreso. Haría anuncios la Tierra si tuviese labios. Millones de cuñas publicitarias que gritaría desde las nubes. Y mítines, muchos mítines llenos de gráficos que son obvias señales de socorro. Porque ya no es posible continuar igual, mirando para otro lado. Por un inmenso altavoz la Tierra diría que en los últimos diez años se han producido ocho de los diez más cálidos. Nos diría que si no reparamos en que ya apenas hay estaciones. Este invierno primaveral señores nos diría la Tierra, es un anuncio más del efecto de los gases invernadero.
Estamos en el año 2050. Hay 10.000 millones de personas. Ha aumentado la pobreza. Los medios básicos de subsistencia están en peligro. Ya hace años que el Estado de Bienestar ha desaparecido. Escasea el agua. Grandes masas de población huyen de sus míseras zonas inhabitables. Han aumentado los conflictos. La energía es escasa. Los ricos son más ricos y cada año son menos. Ejércitos privados de seguridad se enfrentan a avalanchas de rabia y pobreza. Las desigualdades son ostentosas. No es un futuro de ciencia ficción. Es el futuro lógico, según los científicos, si no se ponen las medidas para sanar a este planeta enfermo que está tirado en el umbral de un hospital vacío.
Breve extracto del texto "La poesía de Manuel Juliá: La escritura del corazón", de Jesús Barrajón Muñoz, profesor titular de Literatura Española en la Universidad de Castilla-la Mancha, Facultad de Letras.. . Hace ahora veinticuatro años que Manuel Juliá (...
CONTRAPORTADA. Decidí de lo que iba a escribir, escribiría de ella. Aún no sabía ni la estructura ni el contenido, ni siquiera si sería un libro de poemas o una novela, pero tenía claro que escribiría sobre de ella y que el libro se llamaría Madre, el más ...
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