18/02/2004
Veo en la foto de El Mundo el nacimiento de una nueva galaxia y, una vez que constato de que no se trata del nuevo fichaje de Florentino, me asombro de la maravillosa relación que existe entre lo inmenso y lo diminuto. La galaxia que ha descubierto el Hubble tiene unos dos mil años luz de extensión. Pero vista en la foto de color del periódico es como una perla, un destello menor que la uña de un dedo, un gesto de luz que se abre paso en el vacío. Por inmensa que sea, desde aquí, la galaxia es minúscula, irrelevante, y sin embargo, muchas pequeñas cosas que nos rodean se revisten de cierta grandeza que no acepta siquiera la inalterable ley de la relatividad. Dice Russell, en su sermón sobre la felicidad (The conquest of happinnes), que la mejor manera de apaciguar el escozor de las desgracias es compararlas con la inmensidad del espacio. Nos propone el filósofo que levantemos los ojos al infinito, y que así comprobemos nuestra realidad de hormigas terrestres, de suspiros inútiles, y en consecuencia, atemperemos la importancia que le damos a todo aquello que nos sucede o nos rodea. Y la verdad es que si aplicamos el sistema de lucha contra la infelicidad del maestro Russell nos huirían del cuerpo múltiples angustias, desazones y torturas cotidianas. Torturas que dejarían de existir para nuestros políticos, por ejemplo.
No sé, si Elgorriaga comparara con la inmensidad del espacio los posibles males para Rajoy de un debate con Zapatero, llegaría a la conclusión de que son nimiedades. Y en consecuencia, favorecería el debate. Y así los ciudadanos podríamos disfrutar viendo como se enfrenta la astucia gallega a la templanza castellana. Sería el combate que nos hurtó Homero en la Iliada. Ulises contra Aquiles, dos que aunque estaban en el mismo bando, si se hubiesen enfrentado habríamos visto el verdadero combate por la hegemonía. Pero como los cabezas de huevo no miran a las galaxias, sino que parecen nacionalistas ramoneando en los verdes pastos de su terruño, pues nos vamos a quedar sin cuadrilátero. Lo mismo pasa con el penalti del Madrid si se sigue el sistema Russell. Por muy injusto que sea el pillaje, ¿qué son dos puntos en la liga comparados con la inmensidad del espacio? Si pensaran así los antimadridistas se ahorrarían insomnios angustiosos por doquier y ronqueras energúmenas en cada partido. La verdad es que el sistema de Russell es genial. Así que un político se mire al espejo y se compare con la inmensidad de las galaxias, arrojará la habitual prepotencia por el water. Incluso, probablemente, en el resto del tiempo sea sencillo y simpático como en la campaña electoral.
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