11/11/2016
DINERO, LEYENDA, TRISTEZA, CORAZÓN
LA BATALLA DE LOS BILLONARIOS
Un cuadrilátero iluminado. Una cancha inmensa llena de gente enardecida. Colores chillones a mansalva. Muchas cámaras perdidas por los recovecos. Destellantes puntitos de luz inmortalizando el evento. Suben dos forzudos al cuadrilátero. Llevan trajes de varios miles de dólares. Se ponen frente a frente. Uno es Vince McMahon, dueño de WWE. El otro es Donald Trumb, dueño de Donald Trump. Los dos son asquerosamente ricos. Calientan chasqueando los labios como si fuesen castañuelas. Y comienza el combate. Yo soy guapo y rico, dice Vince. Pues yo soy más rico y más guapo, dice Donald. Pues yo soy más alto y más musculoso, contesta Vince. Pues yo tengo más pelo responde Trump. La batalla es terrible. Ambos dan todo de sí ante un público entregado. Yo tengo el culo más sexi y además me peino las cejas le espeta Trump. Vince se tambalea pero antes de caer grita sacando fuerzas imposibles, ¡yo tengo cinco dientes de oro! Trumb ríe y con cuatro dedos se quita una funda blanca de la boca. Enseña todos sus dientes de oro. Luego levanta los brazos. El público lo aplaude como vencedor. Este tipo acaba de ser elegido presidente de USA. Y me pregunto, como Kompany, qué diablos… ¿vamos a poner a todos los idiotas del mundo en el poder a ver qué pasa?
CUENTA LA LEYENDA
Dentro de unos años diremos a nuestros hijos o nietos que nosotros lo vimos en directo, que destrozaba los sistemas defensivos con la facilidad de un leopardo con su pieza, que el balón parecía un cordón más de su bota, que se adueñaba de todos los rebotes venciendo las leyes de la gravedad, que sorteaba jugadores como postes inmóviles, que en la luz o en la yerba atravesaba sombras sin mirarlas, que encontraba un hueco por cualquier espeso bosque de piernas, que disparaba con la facilidad de un pase, que jamás nadie tuvo tanta persistencia en la genialidad, tanto desprecio por lo difícil, tanta habilidad en el uno contra uno, dos, tres, cuatro…Como todo esto no tiene explicación inventaremos una leyenda. Diremos que un día de otoño apareció una luz blanca en el cielo. Después vino una enorme nave de la que descendió un extraterrestre con un bebé en las manos. Era Messi. Aquel ser nos lo ofreció a los humanos para que pudiéramos creer en los milagros.
EL PASE Y EL CARTABÓN
Ahora que vuelve Modric, el artista multiuso, se va con su lesión Tony Kroos, el infalible teutón. La verdad es que ver jugar a Kroos es como hacer un curso de geometría sobre espacios escondidos. Es tan lógico en su trazado de pases que mientras lo miras como que se te va ordenando el cerebro, como que se hace una luz y una armonía en la que todo está en su sitio. Porque kroos en el juego del Madrid es la luz. El alemán es quien quita las vendas de los ojos para que se puedan ver espacios escondidos.
Así como Casimiro crea un dique de contención que atrapa a la vanguardia enemiga, Kroos trenza el orden, dispara la lógica y expande el acordeón del equipo. Así como Modric es la creatividad imponiéndose al aburrimiento Kross es pura matemática latiendo en el espacio. Así como Benzema persigue su sombra para eludir en el marcaje Kroos abre el aire en el equipo. Es un engranaje siempre disponible. Tiene un tiralíneas en las botas. Cuesta verle fallar un pase. Cuesta verle engañar a un árbitro. La locura jamás estará en su cabeza. Estoy seguro de que el Madrid lo va a echar de menos. No tiene recambio.
EL REY LEÓN
Solo puede descansar Cristiano si es el que marca más goles, el que mejor juega, el que más gana, el que busca tener más balones de oro, el que es más imprescindible en el equipo y el corazón del aficionado. O sea, que no puede descansar Cristiano. Su batalla no tiene fin. Solo se acabará el día que los años llamen a la puerta. No puede descansar Cristiano porque siempre habrá algo más grande delante, siempre otro reto, siempre un camino largo lleno de contendientes que quieren robarle ser el mejor en su oficio.
No puede aplacar Cristiano su hondo hambre de gloria, que nadie sabe de dónde viene, pero que le dice que es posible dar otra flexión más, otro golpeo más, otra carrera más… Ahora anda con la pólvora húmeda pero seguro que en algún momento ajustará sus músculos a su cabeza y empezará la pasarela de goles y jugadas. No puede descansar Cristiano si no consigue más y más. Hace bien, el fútbol es breve y la vida es larga. Pero estoy seguro de que cuando llegue el final Cristiano volverá a encontrar otro principio. Y volverá a empezar la rueda del que nunca se conforma.
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